08 enero, 2006

UNA DE CAL NO VENDRÍA MAL

En la muy noble y leal ciudad de Alcaudete

Permitan "vuesas mercedes" que les dé "la vara" con mis ensoñaciones y pensamientos, cosa que ocupa la sesera pero que por otro lado entretiene y además es gratis.
Pasaba por la calle del Agua casi a horas de maitines, ya que los laudes estaban finalizando a mi paso por San Francisco, y al llegar al cruce con Magañas, encontréme con mi buen amigo Don Martín, ese que la chiquillería dá en llamar "Martíníllo Zancajo", y después de los saludos de rigor, Don Martín es reverencioso y atento sobremanera, me instó a reparar en el estado que se encuentra la muy querida y nunca bien ponderada villa de Alcaudete
No es que Don Martín se asombrase del abandono en que se encuentran muchas casas del casco histórico de Alcaudete, eso son imponderables y en su cabeza bulle la idea de regalar a lugareños y "propetarios", las cantidades de cal necesarias para adecentar e higienizar las fachadas en mal estado, con el fin de que estén de buen ver al paso de procesiones y gente principal y vistosa-s a ojos de viajeros y viandantes.
Lo que a Don Martín enajena y "enrita" es la desidia y el mal gusto de vecinos y "propetarios" que teniendo el interior de sus casas pertrechadas de lujos y enseres costosos, no reparan en terminar las fachadas de sus edificios, y se tiran años y años con el ladrillo de agujeros y las petacas a la vista, dando una imagen de fealdad y desaliño que este pueblo no se merece.
En la misma plaza de la Villa, en la calle Carnicería, calle Llana y en otros muchos lugares, hay casas en ese estado, ya sus dueños y señores no se les cae el alma, de ofrecer esa imagen tan deplorable a la vista de los demás.
Decíame don Martín que esto era igual que ir al castillo a la fiesta de los señores condes y misa de tercias, con el cuerpo bien aseado, medallas y cruces de oro colgados del pescuezo, sin que se vean; y por encima andrajos y trapos de mala pinta con unas sandalias destripadas y sombrero sucio y "roío" por topillos.
Enfadado estaba con su corregidor, "venticuatros" y munícipes por no meter en cintura a tales vecinos, que no saben el daño que hacen a la estética del lugar.
Ya sabemos que éste es pueblo, sin otros recursos que el olivar y alguna que otra industria de dulces y conservas. Pero precisamente por eso deberíamos cuidar la imagen de nuestras casas, plazas y calles para uso y disfrute estético de viajeros y lugareños, con la finalidad de fomentar lo que en años venideros dará en llamarse turismo, ya poco que mis entendederas me fallen, puede que tal cosa dé belleza, riqueza y bienestar a nuestra villa.
Enmiéndense vuesas mercedes, llamen a artesanos de la obra, repellen sus fachadas y adecenten sus paredes, no ofendan la vista de sus vecinos y pongan guapas sus casas, como se ponen sus señorías y toda su parentela, el Viernes Santo para ver el "Paso Abraham".

Pórtense bien y no den lugar a que me den las quejas, ya que luego "menrito" lugar a regañinas como la presente.

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