20 diciembre, 2006

LA ESQUILA DE LAS ÁNIMAS


En la muy noble y leal ciudad de Alcaudete


Seguro que algunos de sus señorías recuerda de cuando eran niños, que en esta villa de Alcaudete existía una tradicional devoción hacia las benditas ánimas del Purgatorio y por tal motivo había en muchas casas estampas enmarcadas, que generalmente asustaban a los rapaces por la visión de los cuerpos desnudos entre llamas, con rostros contraídos y con las miradas de súplica dirigida hacia la Trinidad, o Virgen del Carmen que era lo más corriente.
Todo ello parece haberse perdido y en casi ninguna casa quedan vestigios de semejantes cuadros, pero tengan la certeza vuesas mercedes de que no hace mucho, las ánimas eran mentadas de continuo, invocadas y todo paisano tenía la certeza de que antes o después se convertiría en una de ellas.
Allá por el 1570 de nuestro Señor, llegó a Alcaudete una familia que procedía de Peñaranda de Bracamonte, villa y lugar que se encuentra en Tierras de Peñaranda no muy lejos de Béjar y Salamanca.
Gente religiosa por demás, cristianos viejos y muy devotos, obtuvieron permiso del Prior de Santa María la Mayor, para la construcción de una hornacina de ánimas sobre el dintel de su casa, que se hallaba extramuros muy cerca de la calle Barrera, estrecho y sinuoso callejón que subía empinado, atravesando la muralla, hasta la plaza que se encuentra ante el templo antes mencionado.

En dicha hornacina protegida por una tupida reja, se podía ver a duras penas una calavera de un condenado, que había mostrado gran arrepentimiento antes de morir y un trozo de cirio que se encendía todos los atardeceres, hasta que se consumía por completo.
Decía Ginesa, que así se llamaba la buena mujer, matriarca de la familia, que por las tierras de donde procedían existían las mozas de ánimas, cargo para el que ella se ofreció desde el primer momento y que dichas mozas, con una esquila en una mano, que pesaba más de tres kilos, y un cepillo en la otra, todas las tardes recorrían, al atardecer, un circuito por la ciudad, realizando rezos por las esquinas a favor de las ánimas y pidiendo la voluntad a los viandantes que circulaban camino de sus casas antes de que la noche les sorprendiera. daba las gracias al donante con la siguiente formula: "Las animas benditas te lo paguen” y el donante respondía a Ginesa: “Y a ti los pasos”. Estos dineros recaudados se gastaban en cirios para alumbrar la hornacina y en misas para beneficio de las ánimas.
En la puerta de su casa realizaba el primer rezo, después de encender el cirio de la hornacina y tocar la esquila:
«Fieles cristianos acordémonos de las benditas almas del purgatorio con un padrenuestro y un avemaría por el amor de Dios»
Daba tres toques con la esquila y continuaba con la salmodia:
«Otro padrenuestro y otro avemaría por los que están en pecado mortal para que su Divina Majestad los saque de tan miserable estado»
Hacía sonar la esquila por última vez dando otros tres toques y seguía sin dejar de rezar, hasta la esquina del convento de Santa Clara donde paraba de nuevo repitiendo los rezos antes mencionados.
Después continuaba andando y tocando la esquila por todo el pueblo hasta completar el recorrido. Mujeres voluntarias la seguían, acompañando sus rezos y sus cánticos.
Parece ser que nunca llegó a crearse la Cofradía de las Ánimas, cosa en la que puso mucho empeño Ginesa, y de la que de seguro ella habría sido la mayordoma, pero por aquel entonces las prioridades cofradieras no se centraron en esa cuestión.
El recorrido acababa en su propia casa y bajo la hornacina se realizaba el último rezo, entrada la noche y bajo la luz de los dos o tres candiles que llevaban las mujeres que la acompañaban en sus rezos.
El 5 de enero, víspera de reyes. Se celebraba una cena en casa de Ginesa con todos los que la acompañaban y que además de los rezos de cada noche contaban canciones como:

Tres puertas tiene la iglesia
y entremos por la mayor,
recemos un padrenuestro
y al divino Redentor.

Tres puertas tiene la Iglesia
entremos por la más chica
recemos un padre nuestro
a las Ánimas Benditas

Las Ánimas y los Reyes
hicieron una función,
las ánimas puson las patatas
y los Reyes el arroz


Vuesas mercedes pueden ver una hornacina en la calle Carnicería, que si no es la original de ánimas es muy parecida a la que se menciona en este relato.

Pórtense bien y no den lugar a que me den las quejas, ya que luego "menrito" y eso da lugar a regañinas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno señor Arcipreste, muy bueno. Permítale Dios escribir durante muchos, muchos años más.