20 marzo, 2007

¿CARETO O ZANCAJO?

En la muy noble y leal ciudad de Alcaudete


En la revista Sierra Ahíllos número 13 he leído la historia de la Picota, relato que al parecer tendrá continuidad en el tiempo según promete su autor, y he de decirles a vuesas mercedes que me ha gustado y me ha hecho venir a la mente mil y un recuerdos, entre ellos uno al que voy a hacer mención:
Hace muchos, muchos años, no se cuantos, rebuscando en las cámaras de una casa de la calle Campiña, donde vivió en un tiempo el deán Francisco Ariza de Sotomayor que pasó a mejor vida el año del Señor de 1558, había unos viejos baúles y curioseando entre los papeles y pergaminos que contenían, encontré varios escritos que me impresionaron sobremanera.
Uno de ellos estaba entre las pastas de un libro de Diario y al que le faltaban cachos y muchas páginas, pero releyendo aquí y adivinando allí, logré hilvanar el texto que les escribo a continuación:

“… Martín tiene ama de cría desde casi su nacimiento, su madre, como es natural en dama de rango, no lo iba a criar a sus pechos y de seguida se buscó nodriza . El ama es sana y fue buscada así para ser criado con buena leche pues a causa de la leche mala los niños se ponen enfermos y quedan desapoderados de su persona. El ama es de buena vida y honesta, porque en el amamantamiento de los niños no se debe consentir que el ama sea malsana, que tenga malos vicios o que esté en pecado, que tenga corrompida la calidad o el aliento, o que sea de mala complexión y endeble.
Cuando nació Martín, allá por los últimos años del siglo XIV de Nuestro Señor, el ama no dio a Martín otro alimento que no fuese la leche de sus pechos, porque por falta de capacidad de digestión, los niños, cuando son tan menudos y de tan corta edad no pueden cocer ni digerir los demás alimentos, como las sopas de pan mojado en aceite o en leche que se les da corrientemente, u otros alimentos que por ser duros como los picatostes son masticados por la madre o el ama y que se les hace comer a la fuerza. Por esta razón tienen los niños ronchas, roña y bultos ...

…Martín ha sido criado muy diligentemente. Y el ama, siempre lo ha vestido de tal manera que en invierno tuviera un poco de frío y en verano pasase algo de calor para que las sustancias de las que se compone el cuerpo humano se fuesen concordando en el tiempo en el que realizan sus operaciones y crecimientos para dar al cuerpo cualidad templada de forma y manera que los malos humores no se habituaran a subirse a la cabeza. De semejante manera tuvo el ama a Martín hasta que pudo andar sin miedo a tropezones y caídas pudiendo jugar con los demás niños, y no lo obligó nunca jamás a ninguna cosa contraria a las que la naturaleza requiere para tales edades sino que lo dejó hasta los nueve años al cuidado de la naturaleza.
Cuando Martín llegó a los nueve años, tenía que ver a diario a su mentor y tutor, para dar cuenta de sus juegos y correrías y para más control del niño por parte de encargado principal de la custodia del tierno infante.
A los once años de su existencia, el tutor lo puso a estudiar con un fraile franciscano, docto en teología y otras ciencias que de seguro fue gran maestro, y obraría tal como se contiene en el libro de Doctrina Pueril, donde se cuenta que al principio debe enseñarse al niño en lengua vulgar y debe explicársele los mandamientos de la ley de Dios, los artículos de la fe ...

…Aconteció un día que el ama dio a Martín, antes de que fuese a tomar lección del fraile por la mañana, carne asada para desayunar y así mismo le dio también, para que comiese en la escuela si le daban ganas de comer. Cuando el tutor lo supo, reprendió fuertemente al ama y le dijo que a los niños hay que darles para desayunar solo pan para que no pierdan el apetito a la hora de sentarse a la mesa para almorzar y para que no se hagan golosos. Por comer solamente pan, los niños no encuentran otros sabores que entorpezcan o reduzcan las operaciones naturales, por mucha cantidad que coman, pero incluso el pan no se les debe dar si es que no lo piden.
Martín fue acostumbrado a comer de todo tipo de viandas para que la naturaleza suya no se habituase más a una comida que a otra; y se le prohibió el beber vino fuerte y el vino demasiado amargo, y las salsas fuertes y con muchas especias que destruyen el calor natural de sus entrañas y de su ser. A Martín le fue asignada la obligación de ir temprano, antes de sus clases, a misa por la mañana, iba a la iglesia y rezaba y participaba con atención y devotamente. Después de la misa se encaminaba a la escuela del fraile para que aprendiese a ayudar bien a la misa cantada, así como tanta gramática que ha llegado a hablar y entender bien el latín y más tarde ha aprendido lógica y retórica y está en el conocer la filosofía natural para que con mayor facilidad pueda conocer la sapiencia que le permita tener su cuerpo sano y su mente despierta; aprende también teología para amar y servir a Dios, donde oye continuamente la Sagrada Escritura y para saber regir su alma para la vida terrena y posterior a la muerte que ha de llegar, quiera Dios que muchos años tarde.
Por las mismas fecha Martín asiste por las tardes al cuerpo de guardia del palacio de los señores condes, donde es enseñado y atendido por la soldadesca, en los usos y costumbres del arte de guerrear, el manejo y conservación de los enseres, armas y defendimientos del caballero armado, siendo controlado para esos menesteres y enseñanzas por el ayudante del maestro armero.
Mientras que Martín aprende todas estas enseñanzas, Su tutor le inculca amor y temor porque en estas dos formas y virtudes deben ser criados los niños y jóvenes con ayunos, oraciones, confesiones, limosna y con humildad en el hablar, en el vestir y en compañía de buenos hombres, así como en las artes de salvaguarda y lucha para así servir mejor a las autoridades y Señores que le hayan menester. Otras razones semejantes a éstas mostraba el tutor a Martín para que cuando fuese de edad adulta por buena costumbre y por naturaleza fuese tal que resultase muy agradable a Dios y a las gentes y no fuese rebelde a aceptar las costumbres que convienen a la buena crianza, las cuales han de practicar en primer lugar los ciudadanos y hombres de linaje…”

No es que dude del autor de La Picota, cuando dice que la historia y los personajes son de ficción, pero también es casualidad lo relatado anteriormente y las concordancias que tiene con parte de lo escrito en La Picota. De todas maneras ¿Qué importa si la historia es cierta o de ficción? ¿Qué importa si es Careto o Zancajo?
El caso es que exista el relato e interese a los lectores.

Pórtense bien y no den lugar a que me den las quejas, ya que luego "menrito" y eso da lugar a regañinas.