30 diciembre, 2005

CHASCARRILLOS QUE “ENRITAN”.


En la muy noble y leal ciudad de Alcaudete

Permitan "vuesas mercedes" que les cuente lo que un chistoso y como haciendo gracia me dijo el otro día entre risotadas y aspavientos.
¿Sabe vuesa merced por qué está el Santo Rostro en Jaén? Pues verá:
Dicen que pasaba el Redentor por la provincia de Jaén, venía desde Granada, y deseando descansar, al llegar a Alcalá, reparó en que "alcalaínos, borrachos y finos", no quiso parar y siguió hasta Castillo de Locubín, donde vino a entender que el Castillo de Locubín, campana de palo y gente ruin".
Ante tal perspectiva, siguió camino y llegó a Alcaudete, en los Zagales se acordó de lo de "míralo y vete", apretó el paso hacia el Portillo de Martos, y en llegando a la ciudad del mismo nombre dijo con recelo, "..., los de Martos, con poquitos estamos hartos".
Siguió su andadura y al pasar por Torredonjimeno le vino a la memoria lo de "Torredonjimeno, con muchos menos", siguió pues hacia Torredelcampo y no pudo parar por culpa del chascarrillo que dice "los torrecampeños son garbanceros, feriantes y personas de muchos empeños".
Era de anochecida cuando entraba en la ciudad de Jaén y al pisar las primeras calles de la capital, se le cayó la cara de vergüenza y por eso está en este lugar el Santo Rostro de Cristo.
¡Que gracioso!, torcí el gesto y lo dejé con la palabra en la boca. Puse rumbo a la Fuensanta y al llegar al parque, fui consciente de los pocos pueblos por los que he pasado que tengan un lugar de esparcimiento tan bonito y acogedor. Me senté en un banco y vine en discurrir la siguiente sentencia.
Estamos rodeados de gente que gusta de denostar lo propio y ensalzar lo ajeno, gente que desprecia lo que les rodea y sin embargo no duda en alabar las lindezas y bondades de otros sitios.
Y sí, es cierto que el mundo está lleno de lindos lugares, pero leche, miremos un poco hacia adentro, no nos pase como al madrileño que en el Museo de la Catedral de Jaén, despotricaba contra su villa y corte, diciendo que en Madrid no había museos de tal calibre y el muy ignorante no se había dignado visitar nunca el Museo del Prado.
Gentes de Alcaudete, sed comedidos en vuestras críticas, reparad en las bellezas y bondades de vuestro pueblo, trabajad en eliminar lo que no os guste del lugar, pero nunca despotriquéis sobre lo vuestro, atraed al viajero, sed hospitalarios y sentíos orgullosos de vuestros ancestros y de las piedras que os vieron nacer.

Pórtense bien y no den lugar a que me den las quejas, ya que luego "menrito" y eso da lugar a regañinas como la presente.